En el camino del Wing Chun, todos enfrentamos momentos de frustración. Esos días en los que parece que no avanzamos lo suficiente, que una técnica nunca se domina por completo o que el progreso es más lento de lo que esperábamos. Es completamente normal sentirse así; todos los que llevamos tiempo en esto hemos pasado por esos altibajos, y seguro que volveremos a enfrentarlos en algún momento.

Vivimos en una sociedad marcada por la inmediatez, donde todo está al alcance de un clic. Nos hemos acostumbrado a soluciones rápidas y resultados inmediatos, y, sin embargo, las artes marciales nos enseñan lo contrario. El camino del aprendizaje profundo, el progreso gradual y los resultados auténticos solo se alcanzan a través de la constancia, el esfuerzo y el tiempo.

Es común, cuando nos sentimos estancados, buscar una salida fácil: culpar al maestro, al método, al compañero o incluso a las circunstancias. Es una reacción humana. Sin embargo, el verdadero avance comienza cuando dejamos de buscar excusas y asumimos la responsabilidad de nuestro propio progreso.

Como maestro, hago todo lo posible para guiar a mis alumnos, corregirles, motivarles y darles las herramientas necesarias. Pero hay algo que no puedo enseñar: el trabajo duro, la constancia y la determinación. Esos deben venir de cada uno de nosotros. Y aquí está la clave: el Wing Chun no es solo un arte marcial, es un espejo que refleja quién eres, y a veces ese reflejo puede resultar incómodo.

Si alguna vez sientes que no avanzas… ¡felicidades! Recuerda que no estás solo en esa sensación. Todos hemos experimentado esos momentos en los que parece que lo más fácil sería rendirse. Pero, ¿acaso no es eso lo que hace grande al Wing Chun para nosotros? La capacidad de enfrentarte a ti mismo, de superar las dudas y seguir adelante. No se trata de ser perfecto, sino de no rendirse, de aceptar el proceso y confiar en que cada pequeño esfuerzo nos acerca a la mejor versión de nosotros mismos.

¿Tienes dudas o momentos de frustración? Tranquilo, es parte del camino. Pero nunca olvides que el verdadero maestro está dentro de ti. Tu pasión depende de ti y de lo que decides mantener viva. En las artes marciales, como en la vida, el orgullo mal entendido puede jugarte una mala pasada. No se trata de inflarse de ego cuando te felicitan, ni de caer en la desmotivación cuando te corrigen. Hoy en día, parece que somos demasiado sensibles a las palabras de maestros y compañeros, y eso puede desestabilizar nuestra evolución.

Un buen practicante entiende que los elogios son solo un recordatorio de que va por el camino correcto, y las correcciones, una oportunidad para pulir lo que aún no está perfecto. Ninguna palabra debe inflar tu ego ni apagar tu espíritu.

En lugar de buscar validación externa, enfócate en lo que realmente importa: entrenar con constancia, aprender de cada experiencia y disfrutar el proceso. Las artes marciales no son para alimentar el ego, sino para cultivar carácter, disciplina y humildad.

Recuerda: cada paso, por pequeño que sea, te acerca más a tu verdadero potencial.

Sifu Emilio Pérez

Presidente e Instructor de la Asoc. de Wing Chung y Kung Fu Tradicional de Almería.